Te ofrezco mi poesía, que más pudiera darte
para sentir tu boca tentada hacia la mía
y en la noche más larga, solo intentar amarte
sin pensar en el tiempo que resta todavía.
Mientras sueño despierto, presiento tu llegada
y hasta escucho el sonido del pasto que se quiebra,
ya humedecen mis labios otra boca besada,
otra mano encantada y un corazón de piedra.
Te ofrezco mi poesía y te sigo esperando
en el instante exacto, en la hora equivocada
en la rima precisa o en la prosa curiosa...
Acaso a tu manera también me estés buscando
o quizás no aparezcas porque no sientes nada,
y pases esta noche pensando en otra cosa.
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